miércoles, 21 de julio de 2010

Suspenso en matemáticas



Las matemáticas no eran su fuerte, siempre había ido sacando los cursos bastante bien aunque la nota en esa materia siempre era la peorcon no muy buenas, pero aquel año había sido un total desastre, el suspenso en matemáticas había sacado a su padre de quicio.

- ¿Se puede saber que te ocurre ?, ya se que las mates no te gustan mucho pero hasta ahora siempre habías sacado los cursos adelante y este año te has estrellado, con un 4 en matemáticas no te queda más remedio que estudiar todo el verano para intentar recuperarla en Septiembre - Le decía su padre alzando la voz muy cabreado.

Jordi con la cabeza baja aceptaba resignado la bronca, ya se lo esperaba y además sabía muy bien motivo de ese fracaso. Hasta ese año, con un poco de esfuerzo la maldita asignatura la había llevado para adelante, pero ese curso, con el cambio del profesor, todo se había venido abajo.

Su nuevo profesor, Pablo, había ocupado la vacante del señor Viñals que se había jubilado en Septiembre. Pablo era un buen profesor, explicada las materias con lentitud, repitiendo los ejercicios cuantas veces creía necesarias, hasta que se convencía que los alumnos habían entendido la lección, incluso si era necesario se quedaba un rato fuera del horario para aclarar dudas a los alumnos que lo pedían.

Pablo tenía unos 48 o 50 años, de estatura mediana, fuerte y musculoso, con el pelo canoso y la piel tostada por el sol, su gran afición era la montaña y todo el tiempo libre lo dedicaba a practicar el montañismo y la escalada. Vestía siempre con vaqueros y camiseta, de una manera muy informal que le daba un aspecto muy deportista y juvenil.

Jordi, cuando lo vió por primera vez en clase, se le aceleró el corazón, aquel hombre le hacía sentir algo que hasta entonces nunca le había pasado, ejercía sobre él una fuerte atracción que el chico no sabía muy bien como definir. Cuando Pablo daba sus explicaciones en clase con su voz pausada y grave, Jordi no atendía más que a sus anchos hombros, sus antebrazos belludos, la forma redondeada de su trasero y su insinuante paquete, que en más de una ocasión le había exitado tanto que se había ido al baño a hacerse una paja.

Ese era el problema ¡ con aquel profesor no podía concentrase en la lección !, solo lo veía a él, lo que explicara le importaba muy poco.

- Pues que sepas que he hablado con tu profesor y haciéndonos un favor accede a darte clases oparticulares en su casa, haber si te pones al día y te sacas la asignatura en Septiembre .-le dijo su padre

Casi le da algo, ¿ como iba a poder estar cerca de aquel hombre día tras día y además prestar atención a sus explicaciones ?, no creía poder soportarlo.

El primer día que llegó a casa del profesor y toco al timbre, le temblaba todo el cuerpo, temía que se le fuera a notar, hasta había tenido que ir varias veces al baño antes de salir de su casa.

- ¡ Hombre Jordi !, pasa, pasa, te estaba esperando - le dijo Pablo mientras poniéndole una mano en el hombro lo acompañaba al interior.

- No te asustes por el desorden, es que las labores domésticas no son mi fuerte y esta semana no ha venido la señora que me ayuda - se excusaba Pablo.

- Hace un mucho calor este verano y yo no tengo más que ese ventiladorm, si quieres no ponemos cómodos y nos quitamos la camiseta, estaremos mejor - le propuso Pablo mientras él mismo se despojaba de la suya.

Un nudo se le hizo en la garganta a Jordi al ver el torso desnudo de Pablo, belludo y con unos fuertes pectorales, tal como se hábía imaginado. Él, timidamente se quitó su camiseta con más vergüenza que otra cosa. Se sentaron en el escritorio uno junto al otro y Pablo abrió el libro de texto.

- No nos daremos prisas, empezaremos por las primeras lecciones y nos tomaremos el tiempo que necesitemos...- le dijo Pablo mientras comenzaba a explicar y desarrollar fórmulas en unos folios.

Cada vez que Pablo rozaba con su pierna la de Jordi, a éste le recorría como una descarga eléctrica por el cuerpo, aquella especie de sacudida al final fue notada por Pablo, que se le quedó mirando a los ojos largo rato, obligándo a Jordi a bajar los suyos completamente ruborizado. Entonces fue Pablo que intencionadamente apretó su pierna contra la de él hasta inmovilizarla. Jordi comenzó a sudar, paralizado, sin saber como reaccionar, fue entonces cuando Pablo le cogió la mano y se la puso sobre el bulto de su entrepierna mientras la apretaba con la suya.

- Jordi, no tengas miedo, esto es solo sexo, no pasa nada, confía en mi...- y cogiéndole de la mano lo llevó al baño, allí lo fue desnudando mientras Jordi no se atrevía ni a moverse. También se desnudó Pablo dejando al descubierto su polla erecta.

Se metieron los dos bajo la ducha y Jordi se apretó a Pablo como buscando su protección, el agua tibia recorría sus cuerpos y Pablo le levantó la cabezá y besó al chico que esperaba con la boca entreabierta, con la lengua fue recorriendo cada rincón de su boca introduciéndola hasta lo más profundo, luego se arrodilló y le fue chupando la polla de Jordi largo rato.

Pablo enjabonó el culito de Jordi y con los dedos fue preparando el acceso que pronto sería para su verga. Lo apoyo de cara a la los azulejos y lentamente se la fue introduciendo, un leve grito de dolor que emitió Jordi paró el movimiento que había impuesto Pablo, pero segundos más tarde, ya más relajado Jordi permitió que lo poseyera completamente.

Extenuados y satisfechos permanecieron desnudos mucho rato estirados en el sofá.

- Te prometo que este año aprenderás matemáticas y otras cosas que te van a gustar mucho más - le dijo sonriente Pablo.

El nerviosismo se había disipado, Pablo le había hecho sentir algo imposible de imaginar, ahora estaba sin tensión, con la cabeza apoyada en su pecho, mientras acariciaba a aquel pedazo de hombre.

Ya era tarde cuando regresó a casa, Jordi parecía transformado, una leve sonrisa de felicidad adornada ahora su cara. Su padre le estaba esperando y nada más verle pregunto a su hijo:

- ¿ Como te ha ido Jordi, has aprendido mucho esta tarde ? -

- ¡ No lo sabes bien papá !, más que en todo el curso.

- Pues nada hijo, presta mucha atención a lo que te enseñe Pablo, tienes dos meses para aprender todo lo que no sepas. - le dijo su padre.

- No te preocupes papá, ten por seguro que lo haré - le dijo Pablo con su enigmática sonrisa.

3 comentarios:

  1. A mi tampoco se me daban las matemáticas pero lo mío era incapacidad porque desde luego el profe no me desconcentraba nada de nada. Jo, mis padres no tenían esos detallazos.

    Un saludo

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  2. jejejej.. que gusto ser profesor de matemáticas, no? jajajaj

    Un beso cielo

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  3. Con lo mal que se me dan a mi las matracas, solo me faltaban esas distracciones alrededor para no dar una sana, puf. ¿Porqué será que casi todo el mundo se ha enamorado de algún profe suyo alguna vez? ¿será la erótica esa de la autoridad? ¿o era del poder?.....
    Un abrazo, muy hot, como siempre. Lo mio es el libro de recetas de cocina de las ursulinas a tu lado, majete.

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